Saturday 4 August 2012

POST XXXIX - A orillas


Se me ocurrió preguntarle qué estaba haciendo, pero mi mente ya no estaba en control. La abracé fuerte contra mi cuerpo mientras nos besábamos; su perfume -un olor que me recordaba a fresas- me intoxicaba y no podía dejar de recorrer su espalda con mis manos. Ella parecía buscar algún tesoro en mi nuca con sus delicados dedos. Me quité mi chaqueta verde y la coloqué en el suelo, mientras cada átomo de mi cuerpo me pedía desesperadamente que volviese a ella.

-Qué caballero -dijo y creí oír a María.

La levanté en mis brazos y mientras besaba su cuello, la posé sobre la chaqueta. Aún con los ojos llorosos, buscó con sus manos los botones de mi pantalón, al mismo tiempo que yo buscaba los de ella.

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